Tiempo para cultivar un buen propósito.
- Bio Extremo
- 1 may 2020
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Decretada la Cuarentena por la vida en el departamento de Antioquia, se marcó el inicio al confinamiento y la parálisis que a la fecha de hoy (veintinueve de abril) suman 40 días. Siguiendo las matemáticas, hasta el fin de la Cuarentena Preventiva a nivel nacional, decretada por el gobierno Colombiano habremos contado 52 días.
Los mismos 52 días que le habría tomado al belga Louis Philippe Loncke en atravesar Tasmania, durante el invierno sin reabastecerse. Tal hazaña lo convertiría en la primera persona en realizarlo, haciéndolo acreedor a un record mundial oficial. La distancia recorrida fueron 550 kms, partiendo desde Penguin, en el norte del estado australiano, hasta el cabo sur al final del continente. Desafió sin ayuda la nieve, el desierto y los lagos salvajes en su exploración.
Si desmenuzamos esta temporada son: 7 semanas más tres días, 1248 horas, 74.880 minutos, 4´492.800 segundos. Pareciera tiempo de sobra para la reflexión, para abordar pensamientos elevados que nos propusieran valorar las condiciones de vida propias, encarar la incertidumbre y el desafío que significa tomar las correctas decisiones en medio de la crisis.
Si “La vida es un abrir y cerrar de ojos”, lo que tarda un segundo en suceder, entonces habríamos tenido abundante tiempo para percibirnos vivos. El enclaustramiento prolongado al que nos habríamos sometido, nos cuestionará si hemos aprendido algo o simplemente nos alcanzó este tiempo para lidiar con la frustración de tantas negaciones. La constante adaptación a las condiciones cambiantes, obliga a observar atentamente, replantear hábitos y hacer el mejor uso de los recursos con que se cuenta. Habremos rumiado hasta el cansancio una cotidianidad suscrita al espacio que habitamos, siempre con la vista puesta hacia la puerta de casa; ansiando el momento de la salida, como si de una fuga se tratará. Como es habitual en el ser humano al observar los eventos, grandes sueños se habrían reducido al punto de poder entrar o salir sin restricciones; propiamente un paliativo, quizás la solución a lo más inmediato. Podremos constatar, llegado el momento si está allí o no la respuesta. Mientras, continuamos a la espera de la fórmula que nos devuelva el sosiego.
Hoy día, considerar “Volver a la normalidad” es una ingenua forma de añorar el siguiente cambio. La dirección que tomarán nuestros pasos será una ardua tarea para establecer, un nuevo punto de partida que acarreará inevitablemente enfrentar los cambios, lo “Nuevo” ysus desafíos. Es natural, que haya cambios, es una ley universal.
Es el momento de asumir el compromiso de plantar las bases para una verdadera transformación. La naturaleza constantemente nos hace el llamado a sintonizarnos en concordancia con ella y depende de nosotros saber descifrar sus señales. Buscar incesantemente la felicidad es propio de nuestra naturaleza humana, soñar la libertad marca la tendencia. Comprender esencialmente que somos la naturaleza misma implica un cambio en la forma de pensar, de interpretar los acontecimientos, de actuar. Un gran cambio que parte de la pregunta: ¿En qué? Hemos de invertir la vida.
Las actividades realizadas en ambiente de naturaleza serán la opción más agraciada para restablecer contacto con lo natural, ahí donde reside la esencia de lo que somos:
Aire: Comunicación, respiración, vuelos, aves.
Agua: Ríos, mares, quebradas, arroyos, lagos, lagunas, posas, cascadas, olas.
Fuego: Sol, calor, Amaneceres, crepúsculos, estrellas.
Paisajes: Colores, montañas, cavernas, selvas, páramos, bosques, nevados, desiertos, acantilados, arco iris, cielo, luna.
Las crisis le han enseñado al hombre a través de la historia, que con ellas se brindan las oportunidades de abordar estados de mayor conciencia ante los hechos, nos proponen evaluar e ir tras la búsqueda de soluciones reales, marcar propósitos de vida y cultivar el espíritu hacia nobles fines. Un ejemplo, aquel aventurero Belga que bien nos aporta al respecto sirviendo como herramienta de estudio durante su travesía, investigadores de algunas universidades de Europa, realizaron un seguimiento de la expedición para aprender más sobre la toma de decisiones en entornos de estrés extremo.
A diferencia del belga, nuestra jornada equivalente al tiempo de su odisea la habremos pasado confinados, en el mejor de los casos queriendo aprender a enfrentar las situaciones, lo que bien sugieren los tiempos actuales, o simplemente arrojados al devenir, sin dirección, desatendiendo la urgencia de combatir la amenaza, que representa continuar dormidos ante los hechos. Para algunos, entrar a la web, asomarse por las redes sociales para comunicar y enterarse del mundo habrá sido el único medio para darse el escape de manera virtual a todo aquello que sueña. Los acostumbrados a vivir los días y las horas en un contacto más real e inmediato, fuera de las redes y los medios de comunicación se habrán visto abocados a generar su propio entretenimiento y a redescubrir su entorno.
Todos en general habremos disminuido nuestras actividades de ejercicio físico viéndonos supeditados a desplazamientos en espacios pequeños y con poca exigencia, la reactivación de las prácticas de acondicionamiento corporal será de vital importancia; deportes y actividades a campo abierto con abundante aire para respirar, y caminos por descubrir mostrarán ser el mejor escenario.
Inicialmente la intención de esparcimiento se dirigirá a donde “sea posible y permitido”. Al quedar relegados los eventos masivos, dígase conciertos, futbol en estadios, discotecas y demás, será la ocasión para que aquellas personas que habitualmente asisten a este tipo de eventos multitudinarios, aprovechen el momento coyuntural para descubrir los beneficios que sugiere acudir al llamado que la vida nos hace.
Redescubrir el mundo, considerando atender con buen juicio a las necesidades más esenciales, será un buen punto de partida. Esta cuarentena por la vida habrá de ser el terreno propicio para cultivar un noble propósito. Un magnífico tiempo para alinear el pensamiento y la acción en aras del mejor resultado: Celebrar la vida.
El Mad Belga, como es llamado el aventurero de nuestra reseña, diría en el momento de una entrevista al final de su travesía que solo esperaba duchas calientes y lavarse los dientes.
Alexander Saavedra M
Cho-che

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